Cuando se visita A PUNTÍA,
pasando por A LLANERA, a uno le queda un regusto en la memoria del placer que supone
haber recorrido estas calles , o haber divisado desde lo alto de este tradicional
barrio, la Casona de Ferreira un edificio emblemático,del siglo XIX., recreando siempre su visita y beber de la "fuente de la ilusión" que se encuentra en las inmediaciones.
Cuando uno pasea por A Puntía,
ha de revivir viejos oficios tradicionales, y me refiero , como no, a los viejos ferreiros.
Ramallada o Os Manexos, fueron un
referente, muy especial del último cuarto de siglo XX en la villa vegadense, continuando los segundos muy viva su actividad artesanal en el municipio
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